Rescato una historia en la que no muere nadie. Solo yo, un poco cada vez. Escribo y la realidad lucha contra este muro blanco: me pide que le preste atención, pero yo solo pienso en las palabras. Ellas me hablan, me acarician, me acompañan, me maltratan. Me atan. Me seducen. Me empujan a seguir escribiendo. Escribo... y soy una palabra. Una palabra sin fin, desmedida. Escribo sola ante la pantalla y un teclado prematuramente envejecido. Moon Naciente
Microrrelatos, poemas, un compendio de la brevedad. Perdón por la sangre.